Desde que volvió de su viaje por la India, la
adinerada viuda Tía Berta no dejó de sonreír hasta el mismo día de su muerte.
Blindó toda su fortuna en la caja fuerte de un banco a la que sólo podría
accederse con una clave que se llevó en secreto a la tumba.
Cuando llegaron al cementerio, todos quedaron
asombrados con la inscripción que ordenó tallar para su lápida la fallecida,
confirmando a los enfurecidos familiares que la demencia se hizo con ella.
BERTA PRORU
SETIZ
1942-2011
“VUELVO ENSEGUIDA”
4 comentarios:
La tía Berta no estaba demente, no. Solo iba a reencarnarse, jeje. Muy lista.
Besos desde el aire
jejejje...en ocasiones es lo que hay que hacer...
Un abrazo!
¿De dónde habrá salido esta costilla? Buen juego de apellidos.
Aparte de creer en la reencarnación la tía Berta se gastaba un poquito de "mala baba" ¿no?, jajaja
Divertido
Besitos
Publicar un comentario