lunes, 26 de septiembre de 2011

Otra historia más de zombis

Hace días que se terminaron las últimas reservas de agua y comida. Su única salvación reside en alcanzar a la carrera el centro comercial que se encuentra a medio kilómetro de distancia. No tienen armas y son muchos los muertos que deambulan por las calles.
Por quien más temen es por Juan “el administrativo”, cuarentón y con ciento veinte kilos de grasienta corpulencia.
En un momento de menor tránsito de muertos por el exterior, y de acuerdo con el plan trazado, salen de la casa y echan a correr calle abajo.
Un bufido les persigue, un resuello mezcla de caballo y tractor, al mirar hacia atrás ven que Juan, si bien avanza con torpes zancadas, mantiene el ritmo sin descolgarse del grupo. Los compañeros se miran entre sí sorprendidos por la resistencia del gordo. Los zombis cada vez están más cerca. Desesperados ante la proximidad de la horda frenan en seco y propinan una lluvia de puñetazos y patadas al oficinista hasta dejarlo tendido en el suelo.
Ya en la seguridad del centro comercial, se abrazan felices por lo bien que había salido todo. Lamentan la pérdida de Juan, sí, pero todos sabían desde el principio que no lo conseguiría.

5 comentarios:

montse dijo...

Y yo que sigo viendo una empresa como escenario de la historia y la carrera hacia un ascenso o promoción....

Rosa dijo...

Jajaja, me río, ante la imagen tan real, por desgracia.
Muy bueno.

Besos desde el aire

Luisa Hurtado González dijo...

Cuando eres malo, eres mejor.
Y... lo que nos gusta la sangre.

Elysa dijo...

Buen giro final y humor negro... negrísimo.

Besitos

Alberto Proset (Ojodegato) dijo...

Curioso leer vuestros análisis. Cuando lo escribí, sólo pensaba en una historia de zombis; pero la descripción que da Montse encaja a la perfección.
Ser malo casi siempre es muy divertido.
Gracias por venir.