miércoles, 23 de noviembre de 2011

El ingrediente


La reacción de su marido echó por tierra su plan.
Marila inclinó el plato sobre el cubo de basura. El guiso, ya frío y reseco, resbaló lentamente por la superficie hasta descolgarse perdiéndose en su interior.
Permaneció ahí plantada, contemplando como el goteo rítmico y constante de sangre que escapaba de su nariz salpicaba la fuente. Pasó uno de sus dedos por el borde y se lo llevó a los labios. Lo saboreó con la punta de la lengua. El veneno era imperceptible en la salsa. Más suerte la próxima vez.

5 comentarios:

Mar Horno dijo...

Alberto, creo que la próxima vez tendrá más suerte. Tiene un objetivo y nadie la va a parar. El detalle de que pruebe su propia sangre con la punta de la lengua nos da una idea de su determinación. El marido puede darse por muerto. Un saludo.

Laura dijo...

Morirá, sin duda morirá. He podido ver perfectamente la imágen que relatas y hasta le he puesto cara a Marila, aunque no dices cómo es.

Ha merecido la pena pasarme por aquí, desde el blog de Sara Lew. Ahora voy a ver el micro que hiciste con su imágen.

Me quedaré a ratitos.

Un beso des-
demispalabrasylasvuestras.

Elysa dijo...

Seguro, que lo conseguirá, se ve en tu micro que está decidida.

Besitos

Alberto Proset (Ojodegato) dijo...

Mar, Ely, es un placer leer vuestros comentarios a diario.
Bienvenida, Laura. Me alegro de que te guste mi pequeño tejado. Estaré encantado de verte por aquí.
Un saludo.

XAVIER BLANCO dijo...

Alberto, no creo en la transmigración de las almas, pero estoy leyendo hoy en la blogosfera demasiados relatos sobre mujeres despechadas que quieren cargarse a sus pobres maridos.
Esta Marila seguro que lo conseguirá, pero me he perdido con la sangre goteando por su nariz.
Un abrazo