Al observar cómo recomponía su moño y las
vestiduras frente al espejo, el aterrorizado caballero deja caer su yelmo sobre
el polvoriento suelo del dormitorio.
Ella, al percatarse de su presencia, tuerce en
una mueca absurda su desencajado rostro en descomposición y comienza a
pellizcarse con sus afilados dedos los pómulos tratando de resaltar el color de
unas mejillas por las que hace años no circula sangre alguna.
Nerviosa y excitada, la princesa se abalanza
sobre él para besarle... ¿o tal vez sea para devorarlo?
6 comentarios:
Madre mía, esa Bella Durmiente en estado de descomposición. Buena vuelta de tuerca. Yo prefiero pensar que quiere devorarlo, tantos años durmiendo, sin comer... Un saludo.
uf! yo que el echaba a correr!!!!
Me temo que será devorado, la princesa debe tener hambre atrasada...
Besitos
Una zombi con hambre de carne frescaaaa!!!
Besos desde el aire
Los zombis nunca pasan de moda.
Un saludo.
Alberto, está claro que tiene hambre, pero no de hombre. Te veo una semana muy completa de zombis, palideces y muertos...
Un abrazo
Publicar un comentario